lunes, 19 de mayo de 2014

Los cuentos infantiles tradicionales ¿son sexistas?



¿Quién no recuerda los cuentos de su infancia? Ese mundo fantástico donde la magia, la 
aventura, el peligro, el heroísmo y el amor romántico se funden en una sola historia. 

Algunos de ellos son: La Cenicienta, La Bella Durmiente, Blancanieves, Pulgarcito,
Caperucita Roja. ¿Los hemos vuelto a escuchar o contar? Seguramente más de una vez.
¿Qué transmiten los cuentos tradicionales? Trasmiten valores, normas, enseñanzas…
eso está muy bien si se adecuan a estos tiempos, como por ejemplo la enseñanza de la 
existencia de lo bueno y lo malo, el valor del trabajo y el esfuerzo, la importancia de la 
obediencia y el respeto a las personas adultas, el valor de la amistad presente en la 
mayoría de estos cuentos, y más… Pero otros muchos valores y normas también 
presentes ya han caducado, están obsoletos para las exigencias del mundo actual que no
tolera la discriminación por razón de sexo.

Con los cuentos se busca acentuar valores, actitudes y comportamientos que la sociedad
del momento quiere trasmitir conforme a su ideología e idiosincrasia. Por ello, con los 
cuentos tradicionales se propusieron enseñar, y lo han hecho durante mucho tiempo, un 
modelo de “ser mujer” dependiente y subordinada al hombre. Y al mismo tiempo 
enseñaron un modelo de “ser hombre”, como un ser superior de la especie humana y en 
constante lucha por la supervivencia del más fuerte entre sus iguales masculinos. Son 
muchas las características asignadas a los personajes femeninos y masculinos que dejan
en evidencia la diferencia y desigualdad entre los sexos.
Las más significativas son: 

Ella: Débil, sumisa y dependiente del hombre, cuya vida se desarrolla en su hogar,
dedicada a las tareas domésticas y a cuidar de otras personas. Ingenua e indefensa, sin
mayor ambición que casarse, para lo cual debe poseer cualidades de belleza, delicadeza
y pureza. Romántica, soñadora y sensible, a la espera de un amor incondicional que la 
rescate de sus penurias cotidianas. En este estereotipo femenino no hay lugar para la mujer luchadora y emprendedora que caracteriza a la mujer actual.
El personaje de la bruja aparece normalmente en los cuentos infantiles tradicionales
unido a características consideradas negativas: vieja, mala, fea, solitaria. Pero quedan en
la sombra y permanece de esta forma en el curriculum oculto su capacidad creadora, su 
magia, su toma de decisiones o sus investigaciones en el laboratorio (preparan pócimas 
en sus laboratorios), viven de forma independiente, ríen con fuertes carcajadas, son 
activas, deciden qué quieren y cómo lo quieren, son mágicas, utilizan instrumentos para 
volar, pero lamentablemente son malas, muy malas y todas la cualidades positivas 
quedan dormidas en el fondo del pozo, no se hacen visibles, ni son valoradas por ellas, al contrario parecen que son castigadas por no cumplir con la tradición de sumisa, buena y joven.
Él: Audaz, fuerte y valiente. Héroe y salvador de bellas jóvenes en dificultades. 
Seductor e inteligente, cualidades que le permiten conseguir todo aquello que se 
proponga. Libre e independiente, cuya vida se desenvuelve en el ámbito social. 
Poseedor del poder de decisión fuera y dentro del hogar. En este estereotipo masculino 
no hay cabida para los tímidos, introvertidos, débiles, románticos o sensibles.

Si en un cuento aparece el personaje de una mujer con poder, autoridad y libertad sobre 
su vida y sus actos, con seguridad será una bruja, una fea que ha salido a la captura de 
un príncipe azul utilizando miles de artilugios deshonesto, o una madrastra “viuda” 
porque si existiera la figura masculina de un esposo sería éste y no ella quién sustente el 
poder. Por otra parte, si aparece una mujer bella, bondadosa y que además posee éstas 
características de poder y autoridad, probablemente se trate de un hada madrina o un ser 
especial no humano, dejando bien claro que toda mujer poderosa es malvada, fea, viuda, 
soltera o proveniente de otro mundo. También aparecen las “bellas malvadas” que 
suelen terminan en el cuento solas, abandonas, repudiadas o convertidas en viejas por tanta maldad. O las “bellas traviesas” como Caperucita Roja, que reciben un castigo o 
les sucede algo terrible por su desobediencia a las normas. Solo aquellas buenas de 
corazón, sumisas y abnegadas conseguirán casarse con el valiente príncipe de color azul 
(que tampoco existe o es de otro planeta), única finalidad en la vida de toda mujer!!!



SOLUCIÓN: COEDUCACIÓN

A continuación les adjunto un documento muy interesante sobre lo que es la coeducación, y como educar de manera no sexista. Se llama: Siete rompecuentos para siete noches. Espero que os guste ;)

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