Este
artículo versa sobre la inconexión que hay muchas veces la hora de
hablar de inclusión. Como he comentado en uno de los artículos
anteriores, cuando se habla de inclusión se tienen más en cuenta a
los alumnos con discapacidades (cognitivas, motoras) más a que a
personas con diferencias de raza, étnia, sexo, sexualidad, idioma,
religión y clase. Al hablar así no proporcionamos una inclusión
real. “Quizás
en la actualidad una limitación de las discusiones sobre la
inclusión aún mayor es
la incapacidad de reconocer que las políticas escolares son reflejo
de valores de la sociedad más generales, y que las barreras para la
educación inclusiva están por tanto profundamente arraigadas en las
estructuras social, política, económica e ideológica
(Sapon-Shevin,
M. 2007).”
Es
difícil detectar el fallo en el sistema inclusivo educativo de un
colegio si no se ha enfrentado nunca a un reto de este tipo, pero a
veces estos fallos -llámense limitaciones, errores- sólo se
descubren cuando hay una discrepancia entre las políticas y práctica
de la escuela y las necesidades de un estudiante en concreto. La
respuesta de las escuelas públicas a las diferencias suele ser el
rechazo, bien proporcionando escusas para la marcha a centros
'especiales' o bien con las reducciones y adaptaciones curriculares.
Como consecuencia dejan intactos estos errores o malas prácticas o
políticas, en lugar de corregirlos. Cierto es también, que pese a
todo, hay muchsísimos estudiantes que a pesar del ambiente hostil
son capaces de desarrollarse, pero evidentemente este ambiente no es
apropiado ni agradable para nadie.
Me
gustaría destacar también el uso de los diferentes términos que
acompañan al tema de la inclusión. En primer lugar, la
'normalidad', no tiene una definición universal; lo que es “normal”
en un lugar o momentos determinados no o será en otros. Además es
usada para establecer límites entre los seres humanos -polifacéticos
y que actúan en varios continuos-. Las diferencias son una
característica intrínseca de los seres humanos, por lo que no son
problemáticas en sí mismas, sin embargo, la actitud que muestra la
sociedad ante ellas suele ser negativa, sobre todo si esta se traduce
en consecuencias terribles para los considerados 'anormales' o
'diferentes'. En esta sociedad sólo hay una manera "correcta"
de ser y todos sus miembros se sienten, en alguna ocasión,
comparados y juzgados según un estándar estricto e injusto:
caucásico, sin discapacidad, joven, inteligente,exitoso, atractivo,
delgado y, preferiblemente, varón (VAN DER KILF, E.& KUNC, N.
1994). Como se puede observar la cantidad de personas en el mundo que
cumplen este patrón de normalidad es muy escaso.
Hay
una amplia gama de respuestas negativas ante la falta de normalidad,
desde las bromas y los comentarios mordaces hasta el genocidio. Esto,
no lleva más que a plantearme cómo y dónde se aprende a responder
de esta u otra manera a la diferencia, quedando claras las
consecuencias de esa educación o falta de la misma. En general, hay
semejanzas en la historia de la opresión de distintos grupos, como
pueden ser una visión esteriotipada de los mismos, las etiquetas,
tergiversación... Aún y con todo, en muchas ocasiones son mismos
grupos oprimidos los que oprimen a otros. No es fácil eliminar los
prejuicios de los diversos grupos sociales a favor de los demás. La
capacidad para cambiar estos prejuicios y por tanto desafiar, tanto
comportamientos como políticas comienza, con el conocimiento de los
diferentes grupos de población. Al conocer los distintos grupos, no
sólo conoceríamos las diferencias, sino que es probable que
supiéramos encontrar las similitudes existentes entre nosotros, lo
que sería un paso por la comprensión de las mismas.
Ya
que el conocimiento es la clave de todo, lo propio es comenzar por la
educación. Se debería procurar un ambiente cooperativo, donde todos
tengan cabida y se proporcione cierta estabilidad y seguridad. Si el
ambiente es así, las diferencias se tratan abiertamente, por lo que
se llega a acuerdos y se proponen soluciones. Por otra parte, si
ambiente educativo está plagado de hostilidad y dificultades
sociales o trato, es muy dificultoso que se rinda en condiciones.
Evidentemente es el maltrato dispensado con regularidad por las
personas lo que causa esto.
No
todo lo que imposibilita o dificulta la inclusión son problemas
sociales, también existen muchas contradicciones políticas y
legislativas. En la actualidad, la Ley
Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, es
un paso hacia la privatización de la escuela pública. Artículos
como los referentes a los diferentes exámenes obligatorios que un
estudiante ha de superar para acceder a determinados grados,
dificultan la práctica del profesorado, que en lugar de centrarse en
el aprendizaje de sus alumnos se limita a los conocimientos para
superar una determinada prueba. Esto impide que el currículum se
fundamente en las necesidades de un alumnado en concreto al
estandarizarlo. De este estándar solo se benefician los estudiantes
que aprenden mediante la lectura, al escribir o al escuchar.
Dado
que la preparación es el principio de todo, la preparación del
profesorado es fundamental, pues prácticas educativas inclusivas se
pueden construir pese al sistema legislativo actual.