martes, 20 de mayo de 2014

Cuenta cuentos profesional

           Contamos con la visita de Pepe Maestro, un contador de historias venido de Cádiz. Con el arte y el salero habitual de la gente de esos lares, nos cuenta como casi por arte de mágia, acabó convertido en el magnífico cuentacuentos que es hoy día.

           "Contar, para mí, es semejante a la alegría de alguien que se ofrece para acompañarte en un camino que pasa de largo nuestra rutina y te adentra en lo desconocido."



           Todo maestro o maestra de educación infantil debe saber contar cuentos. Evidentemente, nadie nace sabiendo y el consejo que nos da este señor, es que contemos cuentos. Cuantos más cuentos mejor. Para empezar, ¿qué cuento contar? Nos recomienda desde la experiencia, contar los cuentos que tengan un lazo con nosotras/os. Este "lazo" puede ser que te guste, que te identifique, sea lo que sea. Puedes desarrollar este lazo o esta conexión trabajando el cuento. La siguiente pregunta obvia es, ¿cómo lo cuento? Contarlo de memoria, mejor que leyendo. Como el cuento y tu tenéis una conexión sírvete de ella para transmitirlo mejor. Lo más importante es ser natural; si no eres una persona que gesticula mucho, no lo hagas, sólo servirá para marear el público, si por el contrario, eres una persona que mueve mucho las manos, muévelas con sentido, si intentas estar quietecito y no paras quieto, aumentarás el nerviosismo y probocarás descentración en el público. Tanto público, público, ¿es importante el público? Es lo más importante. Modifica el cuento según lo que te pida la audiencia. Lo más importante es mantener la mágia para que el público siga embaucado, para ello, hay diversas estrategias. Diferentes voces, movimiento, gesticulación, interactuar, etc. Salta partes, modifícalas, inventate otras distintas, todo para mantenerlos atentos. 

           Como cuentacuentos que es este señor y como alumnas y alumnos golosos de cuentos, le pedimos que nos relatara alguno de su colección. Nos provocó muchísimas risas con sus historias sobre el baño de su abuela, la cabezota vaca alfonsina y un cura más que crédulo.

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